miércoles, 4 de enero de 2012

la historia del trueque

Paperblog 

artículo íntegro de TRUEKENET

HISTORIA DEL TRUEQUE:
La primera condición para que exista intercambio de bienes es la capacidad de producir excedente. El excedente es una parte de la producción que no se necesita consumir y que, por tanto, puede intercambiarse por otra cosa.
Las primeras formas de comercio entre los hombres consistieron justamente en el intercambio de productos mano a mano: lo que uno tenía y no necesitaba se cambiaba por lo que el otro tenía y le sobraba. Esa forma de intercambio se denomina trueque.
El trueque directo se mantuvo por mucho tiempo, aun en sociedades sedentarias: un jarrón de vino por una bolsita de trigo, pieles de abrigo por un arma de caza, lana de oveja por pescados…
¿Por qué se abandonó el trueque? El desarrollo de nuevos bienes de consumo y el crecimiento de la actividad comercial demostró que este sistema era poco práctico: en primer lugar porque no siempre el otro necesitaba aquello de lo que uno disponía. Por ejemplo, si un artesano de sandalias quería comprar pan, siempre debía encontrar un panadero que necesitara sandalias, o averiguar qué necesitaba el panadero y conseguirlo con su producción de sandalias para después ofrecérselo en trueque.
En segundo lugar, también era un problema determinar cuál era el valor exacto de los productos a intercambiar: ¿Cuánta lana por un jarrón de vino? ¿De qué tamaño debía ser el jarrón? ¿Una vaca valía lo mismo que un camello?
Para resolver estos primeros problemas los hombres buscaron un producto de referencia: los valores de todas las mercaderías se establecerían en base a ese producto. Esa referencia es el primer paso en la historia de la moneda.
Una moneda es, de hecho, un elemento intermedio que sirve para facilitar los intercambios. Si todas las personas establecían el valor de sus productos sobre la base de la misma mercancía, el intercambio era mucho más simple. Los primeros bienes de referencia fueron el trigo o el ganado. Entonces, era posible establecer el precio de los diferentes productos: por ejemplo, obtener una vaca a cambio de una cantidad establecida de cereales. En realidad, seguía siendo trueque, pero indirecto y más cómodo.
Estos primeros bienes de referencia reunían dos características principales: eran aceptados por la mayoría de los hombres y eran sumamente útiles. Sin embargo, pronto surgió un nuevo problema: El bien de referencia debía ser divisible, debía poder fragmentarse para intercambios menores, cotidianos, por objetos de menor valor. Además, debía simplificarse también su traslado, su cuidado y su almacenamiento.
Así, los objetos que funcionaban como bienes de intercambio fueron haciéndose más pequeños y fácilmente manipulables: collares hechos con caracoles o caparazones, barbas de ballena, cocos, bolsitas con sal, etc.
Hacia el año 3000 a.C, en la Mesopotamia asiática, asirios y babilónicos comenzaron a utilizar como bienes intermedios para los intercambios barras de oro y plata. También se utilizaban otros metales, como el cobre, el bronce o el hierro. Sin embargo, se preferían los dos primeros (oro y plata) ya que tenían algunas ventajas sobre los otros: en primer lugar su escasez, lo que los hacía valiosos, y en segundo lugar su incorruptibilidad. Esto último se refiere tanto a que es difícil falsificarlos como a que pueden almacenarse mucho tiempo sin echarse a perder (al contrario del hierro que se oxida).
El desarrollo de las actividades comerciales, sobre todo a través del imperio romano, extendió la utilización de monedas metálicas. Desde entonces son los Estados los que monopolizan la acuñación (fabricación de dinero). Además, las monedas solían tener un sello grabado: la figura de algún dios, la representación de un emperador o algún otro símbolo. Estos sellos garantizaban la pureza y el peso del material con que la moneda había sido acuñada.
EL TRUEQUE HOY DÍA:
Actualmente el trueque está resurgiendo a nivel mundial, sobre todo a raíz de la profunda crisis económica en la que estamos inmersos.
Con el trueque es muy difícil que haya grandes diferencias entre ricos y pobres. Esta teoría la defiende Heidemarie Schwermer, psicóloga y socióloga que no usa dinero desde hace siete años. Repartió todas sus pertenencias y todo lo que necesita lo obtiene por intercambio: comida, cortarse el pelo, ropa… Ella confiesa que es «más feliz como mujer y me siento más libre ahora que vivo sin dinero porque tengo lo que quiero».
Aparte del trueque directo, el “de toda la vida” (es decir, el intercambio de un bien o servicio por otro), los sistemas de trueque se han ido perfeccionando y adaptándose a los nuevos tiempos. Uno de estos ejemplos es la proliferación de los bancos del tiempo, que son redes de intercambio de servicios en los que la hora actúa como moneda.
También han surgido redes de trueque en las que se utilizan monedas sociales o complementarias impresas para flexibilizar el trueque y poder así intercambiar cómodamente bienes además de servicios. Tal es el caso de la Red Global de Trueque argentina que llegó a tener más de ¡seis millones de usuarios! Imprimen unos vales de intercambio llamados “créditos”.
Los sistemas de comercio e intercambio local, generalmente conocidos como LETS (del inglés “Local Exchange Trading Systems”) son los más avanzados y funcionales. Permiten a las organizaciones y la gente de una localidad comerciar entre ellos sin la necesidad de una moneda impresa. Pueden ser clasificados como sistemas de crédito mutuo.
El valor de cada transacción es negociado entre el comprador y el vendedor usando una moneda virtual. Generalmente se le da a la “moneda” un valor equivalente a la moneda nacional para orientar a los miembros a la hora de ponerle precio a sus bienes y servicios. Los detalles de las transacciones son registrados de forma centralizada, a mano o mediante programas de ordenador.
Como por todos es sabido, las formas de comunicación han ido evolucionado constantemente y con ellas la forma de relacionarse. Con el nacimiento de Internet, el trueque no podía quedarse atrás, hasta llegar al “e-Trueque”. El e-Trueque facilita la labor de búsqueda y localización de los mejores candidatos para realizar el trueque gracias a la globalización que supone Internet. Actualmente en la red existen plataformas que facilitan el contacto gratuito entre empresas o particulares que desean intercambiar sus productos o servicios, como es el caso del portal trueke.net.
TRUEKENET
Truekenet en sí misma podría considerarse un LETS elevado a escala planetaria, cuya unidad de intercambio son los “créditos”. Surge con la intención de fomentar el trueque como forma alternativa de comercio. Su objetivo es favorecer el intercambio de bienes y servicios sin la intermediación de dinero, utilizando la red Internet como medio principal.
Pretende ser una red social de trueque global. Cuanta más gente participe mayor será nuestra contribución a un comercio alternativo más sostenible y ecológico. Un incremento en el mercado de segunda mano posibilita la reutilización de productos a los que ya no damos uso y que otros pueden aprovechar. Igual de importante es potenciar el mercado localista y el intercambio presencial para evitar gastos de paquetería y transporte, que consumen tantos recursos. Aunque Truekenet aspire a ser una red mundial, aboga por los intercambios cercanos en la medida de lo posible.
Y quien no tenga productos que intercambiar, al menos tendrá dos manos y dos pies para trabajar, la cabeza para pensar, la experiencia y los conocimientos para ofrecer a quien los requiera. Todo el mundo tiene algo que ofrecer y que otros necesitan. La red de trueque nos pone en contacto y facilita estos intercambios.
Apostamos por un comercio justo, por una revisión del actual sistema económico, por un mercado en el que los productos se adquieran por su valor auténtico, dejando atrás la especulación y el dinero creado a partir de deuda.
Estamos aquí en www.trueke.net

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