sábado, 15 de junio de 2013

el blog de coalescencia oscura, nos explica como es la realidad, ISLAS DE BASURA

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Islas de basura

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El título de esta entrada bien podría ser una metáfora de esas que tanto me gustan, pero nada más lejos de la realidad. No sin cierta incredulidad, en su momento, le eché un vistazo a unos cuantos artículos de la red que hablaban de islas de basura flotantes, tanto en el océano Pacífico como en el Atlántico. A raíz de indagar más y más,resulta que las susodichas islas sí existen, y lo que es peor, son inmensas. Parece ciencia ficción.

La causa de que estas islas se hayan generado en puntos tan concretos atiende a diversos motivos. Primeramente, todos los residuos que van a parar al mar se ven atrapados por las corrientes naturales de los océanos, que como podemos observar en la imagen que he puesto un poco más abajo, se comportan de manera giratoria en muchos casos. Los vientos ciclónicos también ayudan a la confluencia de residuos flotantes.

Así pues, la basura termina concentrándose en una zona compacta en lo que vendría a ser el "vórtice" de esas corrientes, especialmente en el Pacífico Norte (cuya isla-basura tiene una superficie que equivale a dos veces España). Por desgracia, esta basura no desaparece, no es absorbida por un pantagruélico desagüe cósmico. No, se queda ahí flotando, girando indefinidamente, causando miles de muertes por intoxicación a especies marinas y aves de diverso tipo, esparciendo sus tentáculos de corrupción por el mar...


Por supuesto, y para no ser menos, en el océano Atlántico también hay una de esas paradisíacas islas, hijas del consumo irracional y la omisión de toda responsabilidad posterior. Su tamaño es similar a Cuba, ahí es nada, pero fue descubierta no hace mucho. Es un tanto chocante que cuerpos flotantes de tales envergaduras se descubran por arte de magia de un día para otro, ¿no creéis? Yo apuesto más por la teoría de que han tratado de ocultarlo lo máximo posible. El silencio por parte de los medios de comunicación tampoco ayuda a despejar las sospechas de ocultación deliberada de la realidad. No esperaba menos de esos mercenarios malnacidos, de esos traidores del progreso.


Y es que, tristemente, no solo hay dos islas-basura en el mundo. Apuesto a que hay un sinfín de mini-islas por ahí, navegando a la deriva en un planeta cada vez más atiborrado de deposiciones humanas... Los medios se callan o mienten, la gente prefiere mirar para otro lado, y la responsabilidad se ve desplazada al nebuloso espacio sombrío, allí donde toda la gente hace oídos sordos y actúa como si no ocurriese nada.

Dicho esto, solo nos queda aceptar nuestra parte de culpa. Las empresas pueden ser unas viles expoliadoras de recursos, pueden desentenderse del reciclaje de residuos, etc., pero toda esa basura sale de nuestros hogares, de los productos que consumimos y desechamos. Sí, son fruto de ese sistema al que contribuimos gustosos cada vez que adquirimos bienes innecesarios. La única manera de detener este consumo alocado, y de paliar las terribles consecuencias que ha originado y que originará en un futuro, es dejar de engullir porquería como si fuéramos pozos sin fondo. 

No me gustan los campos de basura; no me gustan los ríos y los mares sucios; no me gusta mirar al horizonte y ver un vertedero infinito, cuyas fronteras se desdibujan con el cielo. No quiero nada de eso, y creo que nadie lo quiere. No basta con separar basura, no basta con echarla al contenedor correspondiente y decirse "bien, ya he cumplido con mi parte, hoy podré dormir tranquilo". Hay que reprogramar hábitos de consumo, dejar de adquirir productos dañinos con el medio, detener esta locura.

Supongo que ninguno de los presentes querría comer o vivir en un vertedero, ¿no? Pues bien, eso es lo que ocurrirá si no cambiamos a tiempo. Una sociedad así no es viable; nos estamos cargando el planeta. Podemos negarlo o podemos afrontarlo. Tú elijes.

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