Si los habitantes de la Tierra no modifican radicalmente sus hábitos
de consumo voraz y la población mundial continúa creciendo de manera
descontrolada, las consecuencias para la naturaleza y, consecuentemente,
para las generaciones venideras, serán nefastas. Es la reflexión que la
comunidad científica internacional ha querido llevar a la mesa de
negociaciones de la
Conferencia de Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Rio+20,
que ya ha arrancado en la ciudad más turística de Brasil con asistencia
masiva de gobernantes, instituciones, organizaciones de diversa índole y
corporaciones de medio mundo.
En un documento rubricado por Global Network of Science Academies (IAP), un
think tank
de la comunidad científica con sede en Trieste (Italia) que engloba a
105 academias de todo el mundo, se alerta por primera vez de los riesgos
del consumo en los países del primer mundo y de la falta de control
demográfico, principalmente en las naciones en vías de desarrollo.
“Durante mucho tiempo el doble debate sobre población y consumo ha
estado fuera de la agenda debido a sensibilidades políticas y éticas.
Son asuntos que nos afectan a todos, países desarrollados y en
desarrollo, y debemos asumir nuestra responsabilidad colectiva. Los
actores políticos tienen ahora una excelente oportunidad para lanzar
esta iniciativa en esta cumbre internacional de Río”, afirman los
presidentes del IAP, los profesores Howard Alper y Mohamed Hassan.
“Debemos asumir
la responsabilidad colectiva”, dicen
los científicos
La declaración difundida por la comunidad científica parte de datos
tan sangrantes como estos: actualmente por las calles y autopistas de
EEUU circulan tres vehículos de motor por cada cuatro habitantes. En las
últimas cuatro décadas el consumo de alimentos en el planeta ha
aumentado un 15 % (en términos de calorías) mientras casi mil millones
de personas siguen mal alimentadas. La población mundial alcanza hoy los
7.000 millones de habitantes pero, si no te toman medidas urgentes, la
previsión es que llegue, en el mejor escenario, a los 9.500 millones en
2050.
“Aunque nos parezca que 2050 está lejísimos, nos queremos adelantar a
los acontecimientos e intentar que la voz de los científicos sea oída.
Este crecimiento se dará principalmente en los países subdesarrollados y
podemos llegar a una población de 11.000 millones de habitantes. Esto,
lógicamente, no es positivo si se tiene en cuenta que esos países no
están preparados para resolver sus problemas actuales y que con más
población estos problemas no harán más que agravarse”, explica Francisco
García Novo, catedrático de Ecología de la Universidad de Sevilla y
miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Real Academia
de Ciencias.
“Tenemos que presionar localmente para tener comportamientos de
consumo más sensatos. ¿Por qué en España tenemos que tener más trenes de
alta velocidad que en países desarrollados mucho mayores?, ¿para qué
tantos aeropuertos? Estos excesos son equiparables a las hamburguesas de
800 gramos que tanto les criticamos a los norteamericanos. La
conclusión del documento del IAP es que no es necesario vivir así. O
mejor aun: es necesario no vivir así”, sentencia García Novo.
Buena parte de los
líderes ni siquiera acudirán
a la ciudad brasileña
En la declaración de la comunidad científica se señala que las pautas
de consumo exacerbado del primer mundo se están desplazando
peligrosamente a los países en vías de desarrollo: millones de teléfonos
móviles y toneladas de comida basura que invaden los hogares pobres son
indicadores claros de esta problemática. La ausencia en los países
pobres de políticas de planificación familiar o de prevención de
embarazos tempranos terminan de configurar un sombrío escenario de
sobrepoblación. “Se trata de dos problemas convergentes que por primera
vez analizamos de forma conjunta”, afirma García Novo.
El documento que llega a la mesa de negociaciones de Rio+20 no se
limita al análisis de un grave escenario, sino que también plantea
varías líneas de acción para conjurar males mayores, como “la inclusión
de los factores población y consumo en las políticas de reducción de la
pobreza, gobernanza global, educación, salud, igualdad de género
biodiversidad y medioambiente”. “La educación es clave para que las
nuevas generaciones entiendan que el actual es un mal modo de desarrollo
y un mal modo de vida”. Este debate, como casi todo el contenido de
esta cumbre, llega al Rio+20 en un mal momento. En plena crisis, buena
parte de los líderes ni siquiera acudirán a la ciudad brasileña.